Prevención
1. Hablar cotidianamente con los menores, para estar al día de las aplicaciones, redes sociales y juegos que utilizan, quiénes son sus amistades online y qué hacen en la red.
2. Supervisar su actividad con el apoyo de herramientas de control parental. También puede apoyarse con las noticias en los medios de comunicación, películas, video juegos, entre otros. Hablar de los riesgos en Internet y darles buenas prácticas.
3. Cuidar una relación de confianza con ellos para que en caso de problemas acudan a nosotros (u otro adulto de confianza) sin miedo a reacciones exageradas. Además debemos tratar de ser un modelo a seguir con nuestro comportamiento online.
4. Fortalecer sus habilidades sociales (autoestima, empatía, autocontrol, resolución de conflictos, asertividad, espíritu crítico) de modo que no lleguen a iniciar el acoso, o en caso de sufrirlo sepan gestionarlo y responder adecuadamente.
5. Cuidar la privacidad y evitar prácticas de riesgo: no compartir información sensible (imágenes íntimas, contraseñas, geolocalización, mensajes que pudieran perjudicarles), no aceptar como amigos a quienes no conocen en persona, no quedar con desconocidos, etc.
6. Gestionar los conflictos antes de que puedan llegar a un ciberacoso. Mantener la calma y no agrandarlos con reacciones exageradas (por ejemplo respondiendo con insultos), ni con una actitud pasiva. Se debe responder asertivamente para encontrar una solución.
7. Estar atentos a cambios repentinos en los menores como brotes de agresividad, o pasividad, reacciones exageradas ante una broma, cambios en las amistades, aprensión o indiferencia en el uso de Internet, etc. Aunque los cambios forman parte de la adolescencia, también nos pueden dar pistas sobre posibles problemas.
Que hacer en caso de ser afectado
Es muy importante que el menor sepa que vamos a ayudarle a solucionar la situación, que estamos de su lado y puede confiar en nosotros, pero debe contarnos qué está ocurriendo.
Guardar las evidencias tomando capturas de pantalla con los mensajes acosadores para poder exponer el caso y si es necesario denunciarlo. No se deben borrar, ni responder a los mensajes para no aumentar el problema.
Si todos los implicados son alumnos deben tomar medidas, valorar la mejor forma de actuar y asesorarnos. Aunque hubiera implicados de otros centros, al menos pueden dar apoyo psicológico al menor.
Se puede acudir al centro de salud y servicios sociales para pedir ayuda psicológica para víctimas, acosadores y testigos, así como a asociaciones especializadas para pedir asesoramiento.
ante las páginas web y redes sociales donde se han publicado los mensajes acosadores para solicitar su eliminación, así como bloquear las comunicaciones del agresor hacia la víctima.
si por la vía del diálogo y la mediación no hemos conseguido solucionarlo, debemos acudir a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (Policía Nacional, Guardia Civil, policías autonómicas, etc.) o a la Fiscalía de Menores.