Internet es una herramienta muy valiosa para los jóvenes en cuanto a compartir intereses e inquietudes con otras personas, puesto que permite superar las barreras físicas a la vez que facilita el contacto con usuarios afines. En este sentido, es fácil encontrar grupos o comunidades en línea de carácter social, educativo o de ocio en los que enriquecerse y desarrollar esos gustos e intereses, aunque también existen grupos con un trasfondo perjudicial, al tratar temas peligrosos o inapropiados para los menores, como por ejemplo:

promoción de la intolerancia, discursos de odio, la discriminación y la violencia por motivos étnicos, políticos, religiosos, de género, de identidad sexual, de clase social, etc.

movimientos proanorexia, probulimia, de promoción de alcohol y drogas, de incitación a la participación en retos peligrosos, de fomento de la autolesión y el suicidio, etc.

incitación al abuso sexual de los menores, la justificación de esas conductas, la captación de posibles víctimas, la desensibilización de los menores frente a contenidos sexuales y pornográficos.

la difusión de noticias falsas puede causar desinformación o alarma social.

Los contenidos irrespetuosos o agresivos pueden promover ideas negativas o extremistas, generando actitudes intolerantes y violentas.

Prevención

 A través de la educación y del diálogo en familia se puede enseñar a los hijos a contrastar información e identificar fuentes de confianza. Con ello, lograremos que el menor no sea un consumidor pasivo de contenidos y, por tanto, sea menos manipulable.

Esta tarea ha de ser bidireccional: por un lado como padres o tutores podemos compartir nuestras experiencias y conocimientos con ellos, tratando de ser un modelo a seguir para ellos. Por otro lado, debemos escuchar y entender sus inquietudes y la manera en la que se comunican con sus iguales.

 Algunos de estos cambios pueden ser los conflictos de identidad, la desconfianza, la necesidad de atención, el aislamiento o la bajada del rendimiento escolar. Todos ellos pueden ser avisos de problemas que no estemos detectando directamente y tras los que puede camuflarse el contacto con alguna persona, grupo o comunidad peligrosa.

A través de la educación y del diálogo en familia se puede fomentar aspectos como la empatía, los valores de convivencia y el respeto al que piensa diferente. Así, les orientamos para que sean conscientes de la existencia real de riesgos y de su capacidad de gestión emocional ante contenidos y relaciones que de otra manera pueden sobrepasar al menor e, incluso, confundirle derivando en comportamientos y actitudes no deseables.

Cómo reaccionar ante una comunidad peligrosa

sin culpabilizar al menor. Si tenemos conocimiento de que un menor está involucrado en una comunidad peligrosa, es fundamental afianzar su confianza en nosotros como adultos para que nos tenga como referencia y soporte ante los problemas. En este sentido, no se le ha de culpabilizar de la situación ya que probablemente sea víctima de la misma. Debemos reafirmar nuestro apoyo incondicional y la posibilidad de encontrar una solución.

En caso de que un menor se vea envuelto en la actividad de una comunidad peligrosa, hay que evaluar la posibilidad de un apoyo psicológico. Dependiendo de la gravedad incluso para los propios progenitores o tutores, ya que ello puede revertir positivamente en pautas adecuadas para la situación del propio menor.

Las principales redes sociales disponen de mecanismos y canales para reportar situaciones que están afectando al menor y activar funciones de bloqueo de usuarios que están instigando o promoviendo conductas peligrosas, eliminación de mensajes o imágenes, enfriamiento de conversaciones, cancelación de perfiles falsos que están siendo utilizados para promover conductas peligrosas, etc.

Utilizar nuestra línea de reporte tanto para denuncias CASI (contenido de abuso sexual infantil) como para el reporte de situaciones relativas a comunidades peligrosas.

 

Denuncia. frente a los responsables del servicio en el que opere la comunidad peligrosa. También ante las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Además de las actividades promulgadas por estas comunidades, muchos de los contenidos que ofrecen y sus métodos de captación constituyen en sí mismos un delito además de un riesgo evidente. Estas denuncias pueden ayudar a terminar con este tipo de espacios en Internet.

Ante la existencia de una de estas comunidades peligrosas, es importante recabar aquellas informaciones que evidencien su peligro y el fomento de actividades perjudiciales que puedan afectar a los menores. Estas informaciones servirán como prueba electrónica en caso de requerir acciones contra estos grupos perjudiciales.

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