Cuando un menor utiliza Internet proporciona gran cantidad de información personal sensible, construyendo su identidad digital en internet, información muchas veces compartida de forma voluntaria se conoce como gestión de la privacidad. Es un concepto personal y subjetivo, por ello debemos buscar un equilibrio al momento de compartir información y los riesgos involucrados.

Cuidar nuestra privacidad es cuidar nuestra reputación en línea, construyendo una imagen positiva que permita tener un historial beneficial para el desarrollo personal y profesional.

Prevención

fomentando una comunicación sana con los menores y haciéndoles partícipes de los riesgos a los que se enfrentan al administrar su información personal en Internet. 

Incluye en pensar en la propia privacidad, sino también en la de los demás. A la hora de compartir información sobre otras personas, es necesario pedir permiso y guardar su intimidad.

Configurar adecuadamente las opciones de privacidad y seguridad de cada aplicación o servicio que utilicen los menores.  El uso correcto de contraseñas robustas, bloqueo de pantalla, preguntas de seguridad y otras opciones de acceso es esencial para limitar el acceso.

Es recomendable evitar su uso si se va a gestionar información sensible o privada. No obstante, de hacerlo, se recomienda utilizar la opción de navegación privada del navegador, no guardar las contraseñas y cerrar sesión de los servicios al finalizar para evitar que cualquiera que utilice el equipo a continuación pueda acceder a nuestro correo electrónico, redes sociales, banca online, etc.

Es habitual que los menores añadan en sus redes sociales a personas que realmente no conocen, con lo que su información acaba en manos de personas totalmente extrañas. Es importante promover una lista de contactos segura, para que puedan controlar con quién comparten la información.

                                                                                         “Pensar antes de publicar” 

Antes de compartir información, fotos, videos, credenciales, entre otros datos, se debe reflexionar hasta donde pueden ser compartidos estos datos, ¿Cómo lo podrán utilizar? y ¿Qué posibles consecuencias podría tener?, tanto en el presente como en el futuro. Fomentar un uso más responsable y menos impulsivo de su información personal, sé precavido. 

Consecuencias

Al exponer información privada en internet, puede influir negativamente en la imagen digital de la persona. 

La publicación de información personal y privada puede facilitar la suplantación de identidad  y cometer otros actos delictivos. 

La publicación de información referente a ubicaciones, como domicilios, centros educativos o lugares de ocio habituales, así como horarios o rutinas, puede llegar a acarrear problemas ya que facilita que el menor pueda ser localizado físicamente.

Cualquier contenido publicado en Internet puede ser utilizado en un acoso, siendo más grave cuanto más privada es la información. 

Cuando un adulto trata de establecer relación con un menor a través de Internet teniendo intenciones de carácter sexual, el acercamiento suele incluir episodios de chantaje. El adulto utiliza la información íntima del menor como elemento de extorsión, para que éste acceda a sus deseos bajo la amenaza de hacer pública esa información.